El Hall quedó majestuoso
Posiblemente sean sensaciones compartidas, aunque tal vez es solo una suposición de nuestra parte. Ir a la cancha, gritar o abrazarse en un gol, ingresar a la sede y recorrer el club. Sentarse en el bar, llegarse hasta el patio de atrás y volver por las canchas de tenis… Existe un cosquilleo. Algo interno y personal, difícil de explicar que nos refiere a nuestra infancia o nuestra adolescencia. El solo hecho de pasar por la vereda de García Lorca 350 y observar tanta belleza en esa fachada única e irrepetible en nuestra retina, tan nuestra. O divisar ese imponente techo curvo en la platea de cemento. Meterse en el Etchart vacío y ni hablar si está lleno.
Son estremecimientos muy especiales, que seguramente compartís o comprendés si sos hincha de Ferro de los genuinos. Los fieles. Los que saben que las malas son duras pero que existieron y existirán también las buenas. Los de Ferro o los de Fierro.
Todo esto para pedirte que te des una vueltita por el Club, si hace mucho que no vas. Caminalo, disfrutalo. Volvé. De verdad está distinto. Está cambiando. Aunque falte mucho.
El frente está impecable. Blanco, iluminado. El hall, acaba de pintarse y quedó divino. El pasillo de la muestra fotográfica (de un lado) y la vitrina de trofeos (del otro) en el camino hacia el gimnasio del fondo. Solo hay que pisar esas baldosas negras y blancas del hall y recorrer con la vista cómo ha quedado modernizado. Con el blanco bien blanco y el verde bien verde, en el contraste justo: el verdadero verde Ferro en la mitad inferior de las paredes; los azulejos de la escalera blanqueados a nuevo; la vista y el brillo que genera la convicción de estar en el club más lindo de la Argentina: el nuestro.
Date una vuelta por la sede o por el quincho, o el predio. Todo está cambiando para vos.