“Mi trabajo no es magia”, segunda parte
Compartimos la segunda parte de la extensa entrevista con Iara Chiaia, licenciada en Psicología por la UBA, que trabaja en Ferro atendiendo a los planteles profesionales de básquet y fútbol, así como también a sus cuerpos técnicos.
En un año en el que el rol de la mujer en todos los aspectos fue el centro de polémicas, Iara fue tajante al responder sobre su lugar dentro de un ambiente masculino por excelencia, en el que trabaja rodeada de hombres y, excepto por parte del equipo de prensa, es la única mujer del plantel de básquet: “Soy muy cautelosa y respetuosa, respeto mucho los espacios. No tengo interés en cubrir lugares que sé que no me corresponden, los jugadores ya me conocen y saben que yo vengo, cumplo con mi trabajo y me voy. Por supuesto que si me necesitan para una emergencia, me pueden contactar, tienen mi número de teléfono, de hecho hay una comunicación fluida desde ese aspecto”. También aclaró: “Igualmente el género femenino no se me hace ninguna traba, porque en la medida en que empiezo a hablar de lo que hago, el deportista se siente identificado y me ubican en un lugar en el que saben que yo estoy ahí para colaborar. Entonces, espero, me ven como una integrante más del equipo; por otro lado mi función también tiene un límite y yo con mi personalidad también los impongo, en donde hay lugares en los que no me meto, porque son de hombres, lo mismo que con el fútbol. Yo sé que es un juego masculino, un ambiente de hombres, y a mí la verdad es que no me cambia en nada y sé cuál es mi lugar, ellos saben dónde encontrarme. Soy parte del departamento médico, me encuentran ahí”. Y continuó: “Hay unos límites que me gusta respetar y me interesa que existan y que estén respetados: el vestuario es el lugar de los jugadores, la oficina del cuerpo técnico es la oficina del cuerpo técnico. Yo siempre hablo de que el trabajo en equipo se logra cuando cada uno cumple su función. Si yo como psicóloga marco eso, estoy dando el ejemplo de lo que estoy pregonando siempre”.
Iara también habló de su trabajo específico con los jugadores de básquet de la institución: “Más allá de lo que trabajamos, cuando les planteo “pongamos la cabeza desde un lugar”, conociendo la emoción y sabiendo cómo tienen que chipear la cabeza para poder funcionar, hay otra vía, que tiene que ver con la palabra como descarga. Pensando que se está en una situación complicada, mi rol ahí es importante no por lo que yo haga, sino por mi escucha en sí. Simplemente que yo me disponga y que ellos sepan que estoy para escuchar, eso ya es terapéutico en sí. Yo siempre digo que parece como algo del orden de lo mágico, pero cuando uno habla, hay una descarga, una liberación, cuando el deportista habla, lo interesante no es que hable, sino que se escucha cuando lo hace y en el escucharse hay un efecto innovador, en el que uno se da cuenta de lo que está diciendo, y entre los dos buscamos pensar que eso que ocurrió tiene un por qué, en donde uno se tiene que hacer responsable de eso, y en la medida en que uno se responsabiliza y se reconoce en eso, es que puede encontrar cuál es el error para poder mejorar”.
Ante las rachas negativas que cualquier equipo puede afrontar a lo largo de una competencia, ya sea en cuanto a resultados negativos o rendimiento individual de cada jugador, Chiaia afirmó: “Es interesante agarrar a un deportista cuando no está bien emocionalmente, porque es más propenso a poder sufrir una lesión, simplemente porque no está del todo concentrado. Siempre está bueno como emergencia poder hablar, buscar alguna forma para poder disociar y saber que el deportista tiene que entrar a competir, tiene que estar consciente, reconocer su cuerpo y estar en “modo competencia”, porque si se va de partido, es ahí en donde, por calentura o lo que fuera, hace un mal paso y se puede lesionar. Mi trabajo no es magia, no es que hablando conmigo, yo les voy a solucionar los problemas a los jugadores. Hablar conmigo no equivale a solucionar el problema, sino que viene a ser un efecto tranquilizador, algo así como “estoy hablando, estoy trabajando para que esto que me está pasando tenga otro contexto”. En la medida en que uno se dedica a ese problema, a uno lo tranquiliza sentir que se está haciendo algo por solucionar eso, por estar mejor, por elevar el rendimiento, para no fracasar.
Comparando el trabajo físico de cualquier deportista con el trabajo psicológico que le brinda la institución a sus deportistas profesionales, Iara explicó: “Es un conjunto. Hay mucha habilidad deportiva, pero donde radica la diferencia y lo innovador está en el jugador que es inteligente, que es perspicaz, pícaro. Y eso tiene que ver con habilidades de saber manejar el juego, qué actitud le pone, entonces el cuerpo y la mente son una sola cosa, no hay disociación”. Y amplió: “En la medida en que se tiene control de las emociones, es en donde uno puede conocerse mejor y saber cómo hacer para mejorar y tener un rendimiento óptimo, constancia, algo que es muy difícil a veces en el deportista de alto rendimiento. Cuando se encuentra la forma y se capta el mecanismo mental que sirve para rendir óptimamente o tener una constancia, al deportista de alto rendimiento se le hace todo muchísimo más fácil”.
Para cerrar, la psicóloga recibida en la UBA dio su punto de vista sobre su propio trabajo en la institución: “Cuando yo trabajo hay algo que es fundamental, que es la capacitación constante y la comunicación con otros psicólogos del deporte, formando parte de un grupo que trabajamos en distintas instituciones en donde todo el tiempo estamos intercambiando conceptos. Ahora estoy trabajando mucho con una psicóloga que es Julia Raimundi, con la que intercambiamos conocimientos, ella me capacita, me brinda información, teoría”. Y opinó: “Es importante todo el tiempo estar actualizada, es muy importante para no quedar atrás y también para darle un valor y una resignificación al trabajo en sí. No es sólo “hablemos”, hay una contención detrás, sino es muy solitario el laburo del psicólogo, si bien soy yo la que está con ellos, es bueno estar rodeada de colegas para no caer en lo solitario y para estar en comunicación y en crecimiento”.
Por último Chiaia pidió un espacio especial para agradecer a quienes desde los distintos cuerpos técnicos de Ferro facilitan y permiten su importantísimo trabajo: Lorena Fontao y Omar Rodríguez, kinesiólogos del plantel de fútbol, Alberto Muzzio y Lucas Escobar, médicos de fútbol, y el nutricionista Julián Laguzzi, que asesora tanto al fútbol como al básquet. Además, a los cuerpos técnicos de ambos deportes, así como también a los deportistas de ambas disciplinas y a los distintos médicos con los que cuenta el departamento médico de Ferro, por el trabajo y espacio brindado.