Champagne: “Me hablás de Ferro y se me forma una sonrisa”
Humilde y sin muchos flashes, Nereo Champagne arribó al club proveniente de San Lorenzo en la temporada 2010/11 con el objetivo de custodiar un arco siempre complejo. Su llegada coincidió con el debut de Marcos Acuña como profesional con la casaca Verdolaga. En aquel 3-0 ante la CAI en Comodoro Rivadavia, dos de los futbolistas más destacados de la última década compartieron cancha por primera vez.
En el marco de la conmemoración por el 10º aniversario del primer partido del Huevo en Ferro, el arquero no se quiso quedar atrás. Desde España, donde defiende los colores del Real Murcia en la tercera categoría, rememoró anécdotas con el plantel que conducía José María Chaucha Bianco, relató sus vivencias en Europa y detalló dos de los partidos más importantes de su carrera: el día que enfrentó al Barcelona de Messi, Suarez y Neymar en el Camp Nou, y el histórico triunfo frente al Real Madrid, en el Santiago Bernabéu, por los cuartos de final de la Copa del Rey.
-¿Cómo era Marcos como compañero? ¿Se adaptó rápido al grupo?
-Gracias por el llamado, primero que nada. Hablar de Ferro siempre es un gusto porque tengo recuerdos imborrables y por eso lo sigo hoy en día. Miro todas las redes y cada vez que puedo observo un partido. Es más: mi hijo Simón tiene la camiseta, así que es un club muy querido para toda la familia. Al Huevo lo recuerdo muchísimo porque era muy parecido al ayudante de campo que tenía el Chaucha Bianco en ese momento, y lo jodíamos mucho con eso cuando subió; eran un calco, padre e hijo. Era un fenómeno, él subió junto con Jorge Pereyra Díaz y vos veías que eran pibes que iban a hacer cosas importantes porque son de esos que no piden permiso. Se meten y van para adelante, con educación. Nunca tenía una palabra de más y hablaba cuando le tocaba hablar. Tenía esa llama y cuando tuvo que jugar, no le pesó. Desde el primer día se notaba que era diferente.
-¿Qué cosas resaltaban del Huevo? ¿Se daban cuenta a su corta edad de la clase de jugador que podía llegar a ser?
-Sí, no se achicaba nunca. A esta clase de chicos los meten en un plantel de Primera y compiten, no se caen, están atentos y esperan su momento. Toda su carrera se ha basado en esa dinámica por la banda izquierda y hoy, en Sevilla, lo ves jugando hasta de lateral. Eso ya lo tenía cuando llegó. Una polenta bárbara, el sacrificio… Ya estaba en el mismo ritmo que los profesionales.
? El 16 de abril del 2011 hizo su debut profesional con la camiseta de #Ferro.
— Ferro Carril Oeste (@FerroOficial) April 16, 2021
Desde Zapala llegó a nuestra pensión. Hoy nos llena de orgullo cada vez que defiende los colores de nuestra Selección ??.
¡Caballito siempre será tu casa, @AcunaMarcos17! ??#DiezAñosDeHuevo ? pic.twitter.com/xRjng2Kalz
-Acuña debutó como enganche y, como vos decías, hoy es lateral izquierdo. ¿Dónde lo veían ustedes más cómodo en la cancha?
-Él debuta en Comodoro. Es más, tira un caño. Fuimos allá, un lugar difícil… Pero por suerte no había viento ese día. Me acuerdo que lo cargamos después en la semana, porque estaba cómodo haciendo todo el carril.
-Vos formaste parte del Mundial sub-20 de 2005 con la Argentina, en el cual saliste campeón. Desde tu experiencia con la camiseta albiceleste, ¿creías que él podía llegar a jugar en la Selección?
-El jugador zurdo es más visto porque son pocos. Encima sus características de potencia, sacrificio e ida y vuelta, lo hacen a él un jugador diferente. No por nada lo ficha el Sevilla: posee un director deportivo muy conocido, Monchi, que evalúa a cada jugador. Tiene con que afirmarse en la Selección y hacer muy bien las cosas. El salto que ha dado viniendo a la liga española, siendo protagonista en un equipo que pelea entre los primeros cuatro y que juega Champions, lo va a hacer crecer muchísimo más. Espero que siga teniendo oportunidades.
-Vos estás en Murcia y él en Sevilla, deben tener similitudes más allá de ser diferentes ciudades. ¿Cómo es la vida en España?
– Los dos estamos al sur, y el clima y la gente son bastante parecidos. Se vive de otra manera, pese a que argentinos y españoles son muy similares. Tienen los mismos horarios, las mismas costumbres, el español es muy ameno y te trata bien. Nos quieren mucho. Hay diferencias en el día a día. Futbolísticamente es lindo porque se vive con mucha pasión. Me sorprendió porque en Argentina se suele decir que el europeo es más frío y es todo lo contrario. A mí siempre me gusta jugar en equipos en los que la gente va salvando al club. Me pasó en Ferro y ahora en Murcia, una institución con mucha historia. Son equipos que superan la categoría. Lo disfruto mucho. Es hasta un poquito mejor porque entienden hasta qué punto el fanatismo no es excedido, y se permiten ir de visitante sin muchos inconvenientes. Me ha pasado de llegar a estadios en los que no somos locales y que la gente esté en la misma puerta, mezclada, recibiéndonos como si no hubiera pasado nada.
? Nereo Champagne, que atajó el día del debut de @AcunaMarcos17, explicó las cualidades que le observó cuando lo promovieron al plantel profesional.
— Ferro Carril Oeste (@FerroOficial) April 16, 2021
?️ "Era un fenómeno. Desde que subió, se veía que iba a hacer cosas importantes. Era diferente". #DiezAñosDeHuevo ? pic.twitter.com/qQTSRw54aM
-¿Cómo estás viviendo el fútbol sin público en las tribunas?
-Se extraña mucho a la gente, es lo más necesario y lo que hace distinto al fútbol. Te hace falta algo cuando no está. Por suerte, por cosas que son difíciles de explicar, mi equipo está en Segunda B, y al no ser considerada profesional, aunque lo es, puede haber público. En Primera y Segunda División no es el caso, porque dependen de otra dirigencia. Murcia tiene un estadio para 30.000 personas, y la fecha pasada había 5.000 haciéndote sentir esa presión linda. El partido estuvo bueno, jugamos con la filial del Cádiz y lo ganamos en el minuto 90. En ese vaivén, en el que empezamos haciendo un gol y después nos empataron, la gente se viene arriba, se va abajo, nos presionan un poco, nos alientan. Lo estoy disfrutando muchísimo. He ido a ver encuentros en Argentina solo para ver a la gente. Salir y escuchar el aplauso o el insulto de la hinchada rival es lo que a mí me llena.
-¿Qué diferencias observas entre el fútbol español y el argentino? ¿Qué hace falta para llegar a la elite?
-Es un todo, no es una sola cuestión. Hay situaciones económicas que atraviesan al fútbol. A nivel de infraestructura y preparación, España y Argentina están muy parejos. Gracias al avance de la tecnología y la globalización se pueden intercambiar proyectos. Los clubes apuestan por mejorar sus instalaciones y son muy buenas. En el momento en el que me tocó venir de Olimpo a Leganés, cuando llegué tenía un solo campo de entrenamiento y un vestuario muy chiquito. Pasó que Leganés había ascendido dos categorías consecutivas y de repente se encontró con una realidad diferente. No estaba preparado. Hoy sí ha crecido muchísimo. En Argentina teníamos todas las comodidades. Llegué a España y en Primera un club así tenía solamente una sola cancha. Igualmente, para mí era Disney. Venir a la máxima división con 32 años era tremendo, no me importaba ni si había pasto. De Europa continúan buscando jugadores argentinos. Lo malo es el contexto a modificar.
-Tuviste un partido consagratorio con el Leganés, ante Real Madrid, por Copa del Rey, y también te tocó jugar contra el Barcelona de Messi. ¿Qué te generó estar mano a mano ante los mejores del mundo?
-Yo llegué acá con experiencia y tenía otra cabeza. Por ahí, si venía rondando los 20 no hubiera sido lo mismo. En la vorágine de ir creciendo uno se olvida del disfrute. Arribé en enero, jugamos en el Vicente Calderón contra el Atlético de Cholo Simeone. Yo lo había tenido en San Lorenzo, y ver cómo la gente lo idolatraba en esa cancha mítica… Ya era una cosa increíble. A los dos o tres partidos nos toca ir a Barcelona contra Messi, Neymar y Suárez arriba. Creo que fue la primera vez que, mirando un partido, tenía miedo de que un jugador agarrara la pelota. Imaginate tres. Pensaba: ¿Cómo vamos a hacer para sacársela? Éramos tres los argentinos en el plantel, Alexander Szymanowski, Martín Mantovani y yo. Antes del partido los dos alentaban y gritaban. Decían que no importaba el rival, que vayamos pata adelante. Salimos a la cancha, pasaron dos minutos, tres pases y nos hacen el gol. “Ya está, no hablemos más, nos clavan 7”, les dije. Por suerte estábamos metidos, lo fuimos llevando y lo empatamos en el segundo tiempo. En una de las últimas jugadas la agarró Neymar, empezó a gambetear gente, le hicimos un penal y perdimos 2-1. Ver a la velocidad en la que iban en vivo y en directo era un show.
Después, me tocó atajar en la Copa del Rey. Se estila que un arquero juegue la Liga y otro la Copa. Era mi oportunidad para tener más minutos. En ese momento era ida y vuelta. Le ganamos al Valladolid, salió sorteado Villarreal y vencimos de local. Pero allá nos pelotearon; me hizo acordar mucho a un partido de Ferro que jugamos contra Instituto. Perdimos pero pasamos por el gol de visitante. Ya era histórico estar en cuartos y cuando nos toca el Madrid todo cambió. Antes de jugarlo, la cantidad de periodistas y de notas que tuvimos fue increíble. El partido en casa fue emocionalmente duro, estaba cagado. Hicimos un buen partido pero perdimos 1-0. Nos fuimos con la sensación de que podíamos ganar la revancha y pelear de igual a igual. En el Bernabéu ni loco se me ocurrió levantar la cabeza, había un mar de gente en el Estadio. En el segundo tiempo, yo salí pensando que podía tapar una pelota en profundidad pero Benzemá la tocó de primera. En dos minutos aprendí más que en todos los años anteriores. Ahí supe que no tenía que salir más a cortar.
Un rato más tarde, salvé un gol por aprender de esa jugada. Ganamos 2-1, defendimos a muerte y terminamos llevándonos un partido histórico. Nunca el Real había quedado eliminado de la Copa después de ganar la ida. Después tocó Sevilla, en un estadio muy argentino, parecido al de Rosario Central en su fisonomía. Lamentablemente perdimos 2-0 y estuvimos cerca. Llegar a semifinales a doble partido fue impresionante, ese recuerdo es imborrable.
-¿Qué análisis hacés de tu carrera? ¿Con 36 años, pensás en el retiro?
-Siempre la he ido viviendo me toque donde me toque. Tengo la suerte de hacer lo que me gusta y de haber cumplido un sueño. Lo quiero seguir manteniendo el máximo tiempo posible. El día de mañana, igualmente, pienso seguir ligado a esto porque es lo que amo. No tengo claro si va a ser como técnico, como entrenador de arqueros, ahora están surgiendo nuevas ocupaciones en las que uno puede volcar su experiencia para ayudar a los que se inician. Me encanta ir a la cancha, estar en un plantel, seguir en el fútbol es mi idea.
-Vos jugaste una sola temporada en Ferro, pero el hincha te recuerda con mucho cariño. ¿Por qué creés que se identificaron tanto con vos en tan poco tiempo?
–Me hablás de Ferro y se me forma una sonrisa. Fue el club que me permitió exhibir mi potencial y demostrarme a mí mismo que podía atajar. Venía de San Lorenzo, en donde había estado muchos años pero había jugado muy pocos partidos. Es imposible no tomarle cariño. Ferro es de Primera División, con gente que exige cosas acorde a la historia de la institución, con esa pasión. Disfruté muchísimo de estar ahí. La espina que me queda es que la campaña futbolística no fue buena. No estuvimos cerca de pelear arriba pese a que no sufrimos abajo. Fue un año muy irregular, el club todavía estaba en épocas de concurso y aparecían problemas nuevos cada día. A mitad de camino la Justicia ordenó que se cambie la conducción, con todo lo que eso conlleva. El grupo humano era bueno, la gente que trabajaba era espectacular. Si los hinchas tienen un buen recuerdo, se los agradezco porque lo mismo me pasa a mí con ellos.
Mi mujer estaba embarazada de Simón e iba a la cancha. Hace un par de años volvimos al país de vacaciones y lo llevé a mi hijo a que conozca el Estadio. No había partido pero estuvimos en el Templo. Siempre lo seguí, veo los partidos, están varios ex compañeros en el plantel. Me pone contento ver cómo creció y que haya vuelto a ser de los socios, que es lo más importante. Es complicado que se involucren así como se involucran en Ferro, desde lo social siempre han sido un ejemplo. Me dio pena no haber podido formar parte de la temporada en la que estuvo tan cerca, que jugó el Reducido, más atajando Limousin, un chico del club con el que sigo en contacto. Tarde o temprano, como está haciendo las cosas, la institución va a volver a donde tiene que estar.