El Angel del sacrificio
No es un jugador más y no pasa inadvertido jugando bien, regular o mal. Podríamos catalogarlo como multifacético, porque Pupi llegó a Caballito no solo para engrosar su trayectoria y mucho menos su billetera sino para sumar, contagiar, para meterla de vez en cuando y, fundamentalmente, porque siente al Club de una manera especial y su sueño es parecido al de todos: “ascender a Ferro”.
Adóralo u ódialo. Hasta ese punto llegó el vínculo de Salmerón con la gente. Y a la luz de su carrera, sus distintos pasos por Oeste y los goles que convirtió o se perdió con la verde, son más los que lo idolatran, seguramente, que los otros. Más allá de que todos sepamos de esas limitaciones técnicas que él mismo admite, al hoy Capitán hay que reconocerle su don de gente, su bonhomía, el carisma, el ir siempre de frente y al frente y ese cariño tan especial que le significa Ferro que está muy lejos de algún personaje premoldeado para la venta de humo. Y si siempre se lo entrevista en las malas, qué mejor que saber lo que opina en las buenas.
-¿Qué cambió en estos últimos días tan diferentes a otros días?
-La verdad, como decíamos fuera de micrófono, tenemos una linda semana. Primero rescatar el grupo ante todo porque estuvimos muy mal y esto se dio vuelta porque estamos unidos adentro del vestuario. Hay un vestuario muy bueno. Estas cosas que nos están pasando ahora futbolísticamente sirven para fortalecer más, estamos para ir espalda con espalda a pelear cualquier cosa. Se festeja mucho el nivel de todos los jugadores que están jugando y los que entran, por ejemplo Isra, que recuperó su nivel y tiene para dar más; Gonza que, para mí forma de ver, es lo mejor que tenemos: cuando él está bien tenemos muchas posibilidades de ganar; que Víctor pudo romper el arco y la está metiendo. Si te ponés a mirar para adelante todo lo que viene puede ser positivo y muy bueno. Y nos agarra en un buen momento porque empieza la segunda ronda, no hay receso, el Nacional B es así. La primera ronda es más fácil, después la segunda se empiezan a cortar los equipos que realmente están bien y nosotros nos estamos dando cuenta que podemos estar entre ellos.
-¿Eso no había pasado antes, hasta aquel tan buen partido contra Chacarita que nos empataron sobre la hora y después se cayeron? Ahí también se vislumbraba un equipo competitivo…
-Sí, lo dije cuando estábamos en el momento crítico. Creo que nos asustó un poco el haber mostrado que teníamos un buen equipo, que estábamos para pelear y desde allí no se nos dieron buenos resultados, nos ganaron o empataron partidos sobre la hora y yo creo que eso nos asustó. Y fueron pasando los partidos y no nos entraba la pelota al arco, nos atacaban una vez y nos hacían un gol y es como que se nos fue metiendo una duda en la cabeza que nos manejó todo: cuerpo, decisión, todo. Ahora se rompió eso y nos están saliendo dentro de todo bien las decisiones que tomamos en la cancha. Yo creo que nos pasó esa vez. Nunca dudé de que tenemos buen equipo y para pelear. Pero cuando los resultados no se dan parece que no hubiera equipo y no es así.
-Estás haciendo un poco el juego sucio, jugando de espalda, recepcionando pelotazos para bajarlos de cabeza a tus compañeros, que a lo mejor no es lindo para un goleador pero positivo para el grupo. ¿Estás cómodo en este momento? A lo mejor pintabas para cortarte entre los goleadores y ahora apareció Víctor que te hace sombra: te da lo mismo quien los hace?
-Obvio. Uno quiere hacer goles siempre. Cuando uno es goleador o es nueve, es egoísta. Yo no. Hoy estoy en una situación en que quiero la gloria deportiva con el club, es lo único que me falta. Goles ya hice acá. Obvio que si tengo que hacer goles para seguir avanzando o estar arriba bienvenido sea. Pero si los hace Víctor, Gonzalo, Isra o cualquier otro compañero, el trabajo sucio no me importa. Mi sueño es el que dije siempre, ascender con Ferro. No me importa si es haciendo goles o jugando de 2. Hoy en día me siento bien porque estoy haciendo un trabajo que por ahí no es tan vistoso pero nos estamos complementando bien con los tres o cuatro de buen pie que tenemos. Entonces yo me voy tranquilo a casa.
-Ahora sos capitán, en una época no fuiste. ¿Según tu punto de vista para qué está el capitán? Enseñar, hablar, arengar…
-Hoy en día me está tocando a mi salir a la cancha con la cinta, desde enero cuando nos presentamos, el grupo se manejó con los más grandes: Julio (Mozzo) que llegó después, Damián (Albil), Andrés (Alderete), Pablo (Frontini), yo y lo seguimos haciendo. Hoy me toca seguir a mí con el brazalete, pero tratamos de ser ejemplo y de que ninguno descarrile. Y cuando vemos que se están haciendo algunas cosas mal intentamos hablar y que nos demos cuenta que nos estamos jugando mucho. Hoy en día el fútbol está muy loco y en seis meses le puede cambiar la vida a cualquiera. A mí no creo, pero ése es el mensaje. Después para los detalles, hablar con los dirigentes, en cosas que hacen la convivencia buena.
-Si el viernes no está Franquito en cancha (Aragón) y tenemos un penal a favor: agarrás la pelota y se la das a otro o decís: “lo pateo yo”.
-Lo pateo yo.
-¿Y si está Franco?
-Lo pateo yo.