El reconocimiento eterno
En la sede social del Club Ferro Carril Oeste, se llevó a cabo la inauguración de la estatua del ex entrenador de Oeste, Carlos Timoteo Griguol, quien fue campeón de los Torneos Nacionales de fútbol en 1982 y 1984.
Una multitud se acercó a la Institución de Caballito para presenciar el homenaje al entrenador más importante de la historia de Ferro. Como reza la placa que se luce en la base de la estatua, Griguol “no solo produjo jugadores campeones, sino también hombres de bien”.
Los periodistas Miguel “Tití” Fernández y Adrián Paenza, quienes fueron junto a Germán “el Mono” Burgos, los grandes impulsores del homenaje, y el presidente del club, Daniel Pandolfi, tomaron la palabra en el comienzo del evento. “En ese tiempo era común que los jugadores se doparan, pero Timoteo no quería que ellos saquen alguna ventaja, sino que fueran honestos tanto física como intelectualmente”, explicaba Paenza, que además es uno de los grandes amigos de Carlos Griguol. La emoción ya era un sentimiento inevitable entre todos los asistentes, que aplaudían cada vez que terminaba una frase llena de recuerdos y anécdotas que alguna vez hicieron feliz al hincha de Ferro. “Griguol dejó una marca esencial en el deporte porque además de blanquearlo, salvó varias vidas”, expresaba Paenza al cierre de su discurso. Luego fue el turno de la hija de Timoteo, Mariana, quien en representación de toda la familia, agradeció al club y a todos los que hicieron posible la confección de la estatua.
El ex entrenador verdolaga consideraba que los integrantes del equipo no podían ser solo jugadores de fútbol. Con su reconocida presencia paternal, siempre les aconsejaba que estudien para estar preparados ante cualquier circunstancia de la vida. “Como un padre les decía lo que tenían que hacer con el dinero que ganaban”, contaba Mariana, la hija de Griguol.
De esta manera concluyó un merecido homenaje a una persona que además de obtener grandes logros deportivos, fue un educador de deportistas que hasta el día de hoy reconocen y agradecen todo lo que “el Viejo” les enseñó.
Franco Fagioli